En Chile, tal
como en otros países, un proyecto de ley busca regular esta práctica a la que
ya han optado algunas parejas. En tanto, un movimiento surgido en Europa
critica el "mercantilismo" que puede acarrear.
C. González
Agustín
nació el 15 de junio pasado en Santiago, logrando hacer realidad el deseo de
ser padres de Marión Yáñez y su marido Claudio Fuentes. Hace seis años, Marión
tuvo un embarazo cervical inviable que la obligó a estar hospitalizada, en
riesgo vital y cuyo manejo la dejó sin opciones de volver a gestar un hijo.
"Recurrí a muchos tratamientos, terapias alternativas y nada resultaba.
Fue un período traumático y con muchas frustraciones", recuerda.
Eso,
hasta que en mayo del año pasado supo del caso de Camila Chandía, otra chilena
que como ella no podía tener hijos, ya que su útero fue extirpado, pero que
logró convertirse en madre de dos mellizas -que en noviembre cumplirán dos
años-, gracias a la llamada gestación subrogada: otra mujer, en este caso su
propia madre, anidó en su vientre el embrión creado a partir de gametos de
Camila y su marido.
"Una
amiga muy cercana a la familia me contó del caso y fue ella misma quien luego
me ofreció su útero. Después de una serie de exámenes -en un proceso similar a
una fertilización in vitro-, el 20 de octubre de 2017 se implantó el embrión a
mi amiga Emilia", explica Marión. "El embarazo lo viví a concho,
todos los días y disfrutando cada examen y minuto que pasaba. El día del parto,
con mi marido recibimos a Agustín en el pabellón y desde entonces no nos hemos
separado".
En
Chile, alrededor del 20% de las parejas no pueden ser padres por diferentes
motivos médicos. Para ellos, el vientre o gestación subrogada es una
alternativa que en otros países está más arraigada. "Los casos en los que
se puede plantear esta opción son bastante excepcionales", reconoce el
doctor Carlos Troncoso, past president de la Sociedad Chilena de Medicina
Reproductiva y director médico de la Clínica IVI.
"En
general, se ofrece a mujeres que no tienen útero porque nacieron sin él o les
fue extirpado por alguna enfermedad o tratamiento médico, así como para aquellas
que tienen alguna contraindicación médica de embarazo", precisa.
El
caso de una pareja que recurrió a un vientre de alquiler en Perú reabrió el
debate sobre esta práctica, que en el país no está regulada. Este mismo vacío
legal permite que se pueda recurrir a un vientre subrogado -como en el caso de
Marión y Camila-, pero los problemas surgen tras el parto: al hacer el traspaso
legal de la mujer que gestó hacia la madre biológica.
En
el caso de Camila Chandía, un inédito fallo de una jueza de familia permitió
ese cambio en abril pasado, lo que marcó un hito legal, ya que la legislación
establece que madre es quien da a luz. Marión está a la espera de una
resolución similar en noviembre próximo.
Como
ellas, hay otras seis parejas que actualmente están llevando su embarazo con
ayuda de un vientre subrogado. Todas con el apoyo del doctor César Cafatti, de
la Clínica Fundación Médica San Cristóbal. "Se recurre a úteros
solidarios, por un afán altruista", precisa. Generalmente, se trata de
familiares de la pareja, como su madre o una hermana.
Cuando
ello no es posible -y tal como lo hace la mayoría de los centros de medicina
reproductiva locales-, derivan los casos al exterior, a países que cuentan con
algún tipo de reglamentación. En los casos en que se recurre a una persona
ajena a la familia, estas "pasan por evaluaciones psicológicas, asesoría
legal y se firma un documento donde quedan claros los deberes y derechos de
cada uno", explica Cafatti.

Con
el fin de corregir el vacío legal, la senadora Ximena Rincón (DC) presentó un
proyecto de ley al respecto, "para modificar el código civil en la
determinación de la identidad de niños y niñas nacidos en gestación subrogada
y/o solidaria".
"El
Gobierno ha manifestado su conformidad con esta iniciativa, por lo que
estudiarán si la hacen propia o si presentan su propio proyecto de ley.
Cualquiera sea el camino, lo importante es que esto se materialice en una ley
de la República", agregó sobre la idea, que cuenta con el apoyo de los
especialistas médicos.
"El
útero subrogado es una herramienta terapéutica necesaria, pero sobre la que se
debe legislar para que no se caiga en abuso o malas prácticas", dice el
doctor Pommer.
Precisamente,
situaciones como esta han motivado movimientos en otros países que buscan
restringir o abolir esta práctica.
Voces en contra
Si
bien la gestación subrogada surgió hace un par de décadas como una opción para
ayudar a mujeres que por razones médicas no pueden ser madres, pronto su uso se
desvirtuó. “Hubo mujeres que, teniendo la biologí para portar un hijo, no
querían cargar con un embarazo por razones personales”, dice el doctor Ricardo
Pommer. Varios casos de celebridades extranjeras dan prueba de ello y es lo que
generó el término “vientre de alquiler”.
“La
falta de una ley o una legislación mal hecha pueden llevar a situaciones de
este tipo”, agrega el doctor César Cafatti. Es precisamente frente a esta
realidad que alrededor de 300 organizaciones de mujeres en España, reunidas
bajo la Red Estatal contra el Alquiler de Vientres (Recav), ha llamado a prohibir
esta práctica a nivel global. “Esta iniciativa surge porque desde diversos
países somos conscientes de que hay que generar una alerta y que no queremos
ningún tipo de gestación subrogada, ni comercial ni altruista”, indica a “El Mercurio”
Alicia Miyares, portavoz de Recav.
Ya
cuentan con el apoyo de organizaciones de otros 18 países (entre ellos EE.UU.,
Reino Unido, Canadá, Australia, México e India), y esperan llamar la atención
de los mandatarios reunidos en la Asamblea Anual de la ONU en Nueva York.
Según
Miyares, “la gestación subrogada altruista es un eufemismo porque implica un
contrato y el pago de compensaciones”; además, vulnera ciertos derechos del
niño y de la mujer que facilita el vientre, como el de filiación o vínculo con
ese menor. Asimismo, advierte que “en países donde la práctica está permitida,
por muy garantista que sea, la regulación no impide el ‘turismo reproductivo’ o
la explotación de mujeres” en países de menores recursos.
Para
el doctor Caffati, este movimiento “adolece de falta de solidaridad, porque
vulnera los derechos reproductivos de mujeres que quieren ser madres”.
fuente: emol.com
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