El quiebre de un matrimonio es siempre un proceso complejo y doloroso. Se rompen grandes expectativas y para toda la familia la situación es difícil. Y si los hijos son adoptados, una decisión de este tipo tiene aspectos distintos y fundamentales, que son importantes de considerar para actuar de la mejor manera y evitar un riesgo mayor: que los niños lo vivan como un nuevo abandono.
por Magdalena Pulido