Los derechos del niño y las técnicas de reproducción asistida
transfronteriza
Testimonio de una persona concebida mediante la donación de
material reproductivo
Este testimonio de Chloe Allworthy, una australiana concebida
mediante técnicas de reproducción asistida, explica su deseo de conocer sus
orígenes, los desafíos de llevar a cabo las búsquedas dada la falta de
infraestructura y sus descubrimientos inesperados. El SSI/CIR acoge con agrado
este testimonio, pues refleja muchos de los mismos lecciones/deseos que entre
las personas adoptadas.
Se estima que hay 60,000 personas
concebidas mediante la donación de material reproductivo en Australia. También
se estima que a cerca del 90% no se les ha informado que han sido concebidas
mediante estas técnicas. Soy una de las pocas personas a las que se lo dijeron
a una edad muy temprana y he tenido tiempo de procesar lo que esto significa
para mí. La concepción mediante donación se da cuando una persona es concebida
utilizando la ayuda de un donante de esperma, de óvulos o de embriones. En mi
caso, un donante de esperma ayudó a darme vida.
Comparto el 50% de su ADN, pero para
mí era un gran desconocido. Fue como si fuera un lienzo en blanco, y por mucho
que intentara pintar un cuadro de cómo era él, simplemente no podía. La mitad
de mi identidad era desconocida y eso me llevó a sentir una variedad de
emociones que incluían la ansiedad, la soledad, la desvinculación, el miedo a
lo desconocido y también la curiosidad. Estos sentimientos han tenido un efecto
continuo en mí durante mi vida.
¿Quién soy? y diferencias innegables
Incluso antes de que me lo dijeran,
me había dado cuenta de las enormes diferencias en mi apariencia física en
relación con mis padres. Mi pelo oscuro rizado, los ojos marrones y mi piel
pálida, comparados con los ojos azules, la piel morena y el pelo claro de mis
padres. Incluso como niña, esto me hizo cuestionar por qué era tan diferente de
los que me rodeaban. Era algo en lo que pensaba al acostarme en la cama por la
noche, y me preguntaba lo que mi donante estaba haciendo en ese preciso
momento.
Durante mis años de adolescencia,
empecé a desarrollarme como una persona abierta a quien le gustaba actuar,
cantar y bailar. Era una pasión que no compartía con nadie más de mi familia.
Mi condición de oveja negra me llevó más allá en la curiosidad acerca de dónde
venía. Sabía que ya tenía un padre al que quería y del que me preocupaba mucho,
pero el vacío de que me faltara algo era simplemente muy fuerte para que no lo
buscara.
Empezar y perseverar en la búsqueda
Empecé la búsqueda de mi donante de
material reproductivo a la edad de 18 años, después de un largo listado de
problemas de salud y sin tener un historial médico. Sólo tenía tres familiares
de sangre en ese momento y eso no era suficiente para mi historial médico y
mucho menos para mis hijos en el futuro. Un riesgo constante con la salud de
cualquier persona concebida mediante donante de material reproductivo es no
saber qué problemas de salud pueden aguardarles en cada momento.
Tras un proceso largo y difícil para
buscar a mi donante a través del Registro Civil, me dijeron que no lo podían
encontrar. Sentí como si mi mundo se desmoronara, junto con partes de mí. Había
esperado mucho tiempo para juntar las piezas de lo que yo era. Mi expediente de
donante estaba a solo unas horas de donde vivía, y allí seguía. La clínica
controlaba la información esencial relativa a mi vida, mi herencia y mi ADN, y,
sin embargo, se me denegaba acceso a este expediente. La frustración que a
veces esto conllevaba es insoportable.
No admití la derrota. Todo lo que
buscaba era la oportunidad de preguntar a mi donante si quería conocerme y, si
fuera así, la posibilidad de entablar una amistad con él. Si no estuviera
dispuesto a mantener el contacto, lo respetaría y al menos podría vivir
sabiendo que había hecho cualquier cosa en mi poder para preguntárselo. La vida
es demasiado corta y siempre había tenido miedo de que me habría arrepentido si
dejaba la búsqueda para demasiado tarde.
Descubrimientos inesperados
Afortunadamente para mí, después de
contactar con la clínica (Melbourne IVF), una mujer encantadora estaba
dispuesta a ayudarme. Sólo algunas semanas más tarde, recibí algunas noticias,
pero no exactamente las noticias que estaba esperando. “Chloe, alguien nos ha
contactado con la misma pregunta que tú, es tu hermano”. Mi cara se iluminó y
mis ojos se llenaron de lágrimas. Nunca imaginé que pudiera tener hermanos.
Entonces me dijeron que había 10 hermanos que habían nacido como resultado de
la donación de material genético y uno de ellos quería conocerme. Conocer a mi
hermano dio realmente respuesta a muchas de mis preguntas. Tenía los mismos
rasgos de personalidad e intereses y había ganado un nuevo y gran amigo y un
hermano. Encontrar a mi hermano abrió una nueva curiosidad en mí respecto a mis
otros hermanos. ¿Cómo eran sus vidas? ¿Eran como yo?
Casi dos años después de muchos
correos electrónicos, llamadas telefónicas, y molestar a varias personas para
obtener su ayuda, encontré a mi donante. A continuación venía la gran pregunta,
¿quería conocerme? Afortunadamente, ¡la respuesta era afirmativa! Ken había
llamado a la clínica en 1993 para preguntar si había habido algún embarazo
exitoso fruto de su donación. Le dijeron que ningún niño había nacido, ¡cuando
en realidad éramos 11, incluyéndome a mí! Ken y su familia me invitaron a
Adelaida para conocer a su hermosa esposa y sus cuatro niños, ¡tenía más
hermanos y por primera vez, hermanas!
Conocer y entablar una relación con
mi donante y su familia sin duda me ha cambiado como persona. Ya no estoy
enfadada con el mundo, ha mejorado mi ansiedad, sé de donde provienen mis
intereses y personalidad y finalmente comprendo exactamente quién soy. Las
piezas que faltan se están juntando, y mi donante y yo estamos actualmente
buscando juntos a los otros nueve hermanos, y ¡hemos encontrado otra hermosa
hermana en las últimas semanas! Ken y sus hijos tienen talento musical y cantan
como yo, algo que siempre me había preguntado. Para mi sorpresa, mi donante
también es maestro de escuela, como yo y dos de mis hermanos.
La importancia del acceso a los orígenes y la apertura
Para mí, haber sido concebida
mediante donación de material genético ha tenido sus altibajos; pero, al final
del día, sin duda me ha ayudado a crecer como persona en aceptar retos, superar
mis miedos a lo desconocido, y me ha dado fuerza para luchar por lo que siempre
he sentido que era mío por derecho, que era entender de dónde vengo.
Al conocer a mi donante, ahora siento mucha paz
en mi vida, y el convertirme en su amiga me ha permitido finalmente estar
cómoda con lo que soy, porque me ha permitido ver que la persona en la que me
he convertido es algo de lo que él está orgulloso, y esto fue lo que siempre
busqué.
fuente: Boletín Mensual n°203 del SSI/CIR Julio 2016 (www.iss-ssi.org)
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