En todos los países del mundo
hay cientos de niños que esperan a una familia que desee adoptarlos.
Desgraciadamente, existen muchos mitos en torno al proceso de adopción que
impiden que el número de padres candidatos aumente, sobre todo cuando se trata
de niños mayores.
Esos
pequeños y adolescentes que se encuentran por lo general en albergues
infantiles o casas de acogida, están ahí no por ser delincuentes o simplemente
no tener un lugar donde quedarse sino porque han vivido situaciones familiares
difíciles. Quizá eran maltratados, hijos de padres adictos, o sufrieron de
abandono, y lo que más necesitan es un hogar permanente donde se les brinde
ayuda y cariño.
Expertos en procesos de adopción, así
como familias que han optado por adoptar a un niño mayor en lugar de un bebé,
han explicado 6 mitos sobre el tema.
1.
Cuando adoptas una vez, querrán que adoptes una segunda
Hay quien dice, sin prueba alguna, que
si decides adoptar a un niño o niña el sistema te insistirá hasta que adoptes a
otro. Rita Soronen, directora y presidenta de la Fundación Dave Thomas
para Adopción explica que, por el contrario, la mayoría de las
agencias extreman las medidas de precaución y evitan abrumar a los nuevos
padres adoptivos o colocar a los niños en hogares donde no recibirán la
atención que necesitan.
Por su parte,
Gianna Dahlia, directora ejecutiva de Together We Rise, asegura que
esa decisión es únicamente de los padres adoptivos, en términos de lo
que son capaces de manejar.
La única excepción
es en el caso de hermanos, a los que sí se busca, en lo posible, mantener
juntos.
2. Todos los niños de albergues
tienen problemas de salud o de comportamiento que dificultan su crianza
Sólo una tercera
parte de los niños en hogares de adopción tiene algún tipo de incapacidad,
de acuerdo con la organización Children’s Rights.
Muchos niños se clasifican como con
‘necesidades especiales’, pero no por las razones que se pudiera uno imaginar:
el término sólo se refiere a que es más difícil que el niño pueda encontrar un
hogar por ser más grande de edad o miembro de un grupo de hermanos.
3. Es más caro que adoptar en el
extranjero
“La gente cree
que, porque es caro adoptar internacionalmente o a través de una agencia
privada, adoptar de un albergue o casa de acogida será igualmente caro, pero no
es así —informa Rita Soronen—. Prácticamente no cuesta nada”. De hecho, el
costo promedio de una adopción en los Estados Unidos es de menos de 2 mil 500
dólares, y el Estado cubre otro tanto. Las familias pueden, incluso, recibir
ayuda financiera para la educación de su hijo adoptivo. [Esto, desde luego,
varía según el país, pero estamos hablando de casas apoyadas con recursos de
Gobierno]
4. No vale el riesgo de tener que
decir adiós
Como con cualquier
forma de adopción —o cualquier método para convertirse en padres—, no existen
garantías. Algunos se preocupan por el costo emocional de criar un hijo
adoptivo y poder perderlo frente a algún pariente meses o años más tarde.
Kristina, madre adoptiva de Jasper,
reconoce que durante un tiempo se sintió como si debiera proteger su corazón,
por si acaso. En realidad, dice, “una vez que un niño es adoptado, es como si
hubiera nacido de ti”.
“La recompensa es por mucho, mayor que
el riesgo”, agrega Dan, también padre adoptivo de un niño.
5. Tienes que relacionarte con los
padres biológicos o sus familiares
“Ninguna familia
adoptiva tiene que relacionarse con la familia biológica —explica Sorensen—.
Una vez que te conviertes en su familia adoptiva, tú tomas las decisiones
legales por tu hijo”. Ella recomienda estar en contacto con la familia
biológica, pero insiste en que cada situación es diferente.
Efectivamente, es
una decisión de los padres adoptivos, y muchas veces, de su hijo o hija que
decide estar o no en contacto con los miembros de su familia de origen.
6. Si adoptas a alguien mayor en
lugar de un bebé, nunca se siente como ‘tuyo’
“Eso es totalmente equivocado. No
existe ninguna razón para pensar que adoptar un niño mayor o un adolescente (ya
sea que tenga nueve o dieciséis años) no vale la pena”, argumenta Sorensen.
Está, por ejemplo, el caso de Breanna
Shaw, de 17 años, a quien adoptaron Diana y Fred Shaw. Ella recuerda lo ansiosa
que estaba por la adopción después de vivir en diferentes casas-hogar. “Sabía
que ellos me amaban y, sin embargo, siempre está esa vocecita que te dice: ¿Me
amarán lo suficiente?” Por su parte, los Shaw se preguntaban: “¿Seremos
suficiente para ella? ¿Podremos ser capaces de ayudarla a sanar?” Breanna ha
dicho a Today que
actualmente se siente en casa. “Por completo”. “La recompensa es
por mucho, mayor que el riesgo”, agrega Dan, también padre adoptivo de un niño.
fuente: www.okchicas.com
ARTÍCULOS
RELACIONADOS:
“Eso es totalmente equivocado. No
existe ninguna razón para pensar que adoptar un niño mayor o un adolescente (ya
sea que tenga nueve o dieciséis años) no vale la pena”, argumenta Sorensen.
Está, por ejemplo, el caso de Breanna
Shaw, de 17 años, a quien adoptaron Diana y Fred Shaw. Ella recuerda lo ansiosa
que estaba por la adopción después de vivir en diferentes casas-hogar. “Sabía
que ellos me amaban y, sin embargo, siempre está esa vocecita que te dice: ¿Me
amarán lo suficiente?” Por su parte, los Shaw se preguntaban: “¿Seremos
suficiente para ella? ¿Podremos ser capaces de ayudarla a sanar?” Breanna ha
dicho a Today que
actualmente se siente en casa. “Por completo”. “La recompensa es
por mucho, mayor que el riesgo”, agrega Dan, también padre adoptivo de un niño.
fuente: www.okchicas.com
ARTÍCULOS
RELACIONADOS:
Hace tres años adopté a mi hija,(soy soltera y formamos esta familia de dos) ella tenía 10 años en ese momento. Me enfrenté a muchos de esos mitos, inclusive de profesionales del área de la infancia. Sin embargo mi experiencia ha sido hermosa. Somos una familia, nos conocimos, nos vinculamos y nos amamos. Los primeros meses no fueron fáciles, pero logramos integrarnos. Tampoco fue fácil para ella, adaptarse a un mundo diferente, después de haber vivido en una residencia para menores durante 6 años. Hoy es una niña feliz, entusiasta, creativa, le va bien en el colegio y tiene muchos amigos. Creo que los prejuicios pueden interferir en la vinculación. Finalmente el apego, el amor, es lo que nos ha permitido ser una familia, madre e hija.
ResponderEliminar