Déficit Cognoscitivo Acumulativo
“No hay problema… los niños son
esponjas, todo lo aprenden sin esfuerzo”. Una frase hecha, en mi opinión no
siempre cierta y siempre peligrosa.
En Estados
Unidos, el neurolingüista Boris Gindis, que trabaja, sobre todo, con niños
rusos y ucranianos adoptados, habla del déficit cognoscitivo acumulativo. Así
define los problemas de aprendizaje surgidos en los niños entre tres y siete
años que pierden rápidamente su lengua y la sustituyen por una nueva lengua
pero sin adquirirla totalmente.
El niño
adoptado no es un niño emigrante. El niño emigrante, cuando llega al nuevo país
con su familia, aprende la lengua del país (proceso aditivo). Este niño sigue
utilizando su lengua materna en su hogar y el nuevo idioma lo adquiere de una
forma gradual y sólida. Y les sirve de idioma funcional para comunicarse y
también para el aprendizaje.
El niño
adoptado sufre un proceso diferente. Su mundo desaparece y es sustituido por un
nuevo universo (nuevo tipo de alimentación, rutinas, formas de relación,
sobrecarga emocional y de estímulos…) donde, entre otras muchas cosas, su
idioma no le sirve… ni le entienden… ni entiende. En ningún momento se puede
considerar a estos niños bilingües.
El niño
adoptado se ve obligado a olvidar muy rápido su lengua original (de forma
brusca y total, modelo privativo). Comprenden y aprenden muy deprisa la nueva
lengua de sus padres (necesitan de uno a tres meses). ¡Increíble! Pero ¡qué
pasa en el interior de nuestros niños¡ Según parece se produce una especie de
barrido psicológico en el que olvidan su lengua materna, proceso inconsciente
que es necesario para que el niño pueda adaptarse a una nueva realidad.
Entre
olvidar una lengua y aprender otra, hay una etapa intermedia de privación de competencias
cognoscitivas en las dos lenguas (Lambert 1977). Es decir, se quedan sin idioma
en el que pensar y aprender, en el que recoger sus emociones y el enorme cambio
que están viviendo.
Viven en una
especie de limbo lingüístico y educativo. Recordemos que nuestra lengua materna
es el idioma que usamos para pensar, soñar y sentir las emociones y que su
aprendizaje se inicia en el seno materno.
Adquieren la
nueva… pero tan sólo les sirve para una comunicación instrumental. No la llegan
a adquirir y consolidar de forma que les sirva de lengua de aprendizaje. Esto
provoca en ellos graves desajustes, porque el lenguaje es imprescindible para
las construcciones mentales y procesamiento de nuevos conocimientos.
El resultado
es que tienen una buena competencia verbal pero muchos déficits para aprender y
adquirir conocimientos en la nueva lengua. Dicho de otro modo, sus dificultades
para aprender son grandes y, además, acumulativas. Se da casos de niños que al
principio se van desenvolviendo bien, pero a medida que van creciendo y se
complican los contenidos académicos que les dan, su rendimiento va cada a vez a
peor. Incluso retroceden y olvidan cosas que parecía que habían aprendido.
Esta
situación parece no estar en nada relacionada con el coeficiente intelectual de
los niños o con el déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Hay más
información sobre este tema en:
A modo de ejemplo: Un niño de
6 años comprende más de 20.000 palabras en Inglés (Owens, 2000). Un niño de 5
años adoptado de otro país tendría que aprender un promedio de 54 palabras
nuevas todos los días con el fin de atrapar por completo en las habilidades de
comprensión del lenguaje al niño de 6 años(…) Sin embargo, mientras que el niño
adoptado se está poniendo al día, sus amigos de 6 años de edad, también han
añadido un promedio de 5.000 palabras a su vocabulario (…) En resumen, esperar
que los niños mayores adoptadas alcancen en un plazo de 1 a 2 años a sus
compañeros en las competencias del nuevo idioma no es realista.
Y en el caso
de que la comunidad sea bilingüe… ¿Cuántas palabras deben aprender nuestros
hijos cada día?
Fuente: cuadernoderetazos.wordpress.com
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