viernes, 11 de marzo de 2016

Adoptar sabiendo

A fuerza de trabajar para que las familias estén más enteradas y estén más preparadas bien  se pudiera estar alarmando a quienes se plantean la adopción como manera de formar una familia, si bien es verdad que ahora con tanta información sobre dificultades y problemas postadoptivos la decisión no es más fácil, seguramente sí que es más consciente.
Adoptar es una tarea para padres valientes y comprometidos. Pero es que la decisión de traer un hijo al mundo de manera consciente lo es. Nada entraña mayor responsabilidad.
Adoptar es traer un hijo a tu mundo, “Es hacer tuyo a un hijo que no ha nacido de ti, es amarlo, cuidarlo, vincularte a él desde el corazón, aprender sus rasgos, su olor, su forma de ver y entender las cosas. Es formarle y darle el amor de madre que darías a un hijo biológico, pero partiendo de un desconocimiento de su vida previa” (frase de una madre adoptiva leída en una guía sobre adopción)
Adoptar es un proyecto de vida, en esencia es: acoger a un niño y convertirlo en tu hijo día tras día. Es un proceso complejo, un reto, una carrera de fondo.
Aunque la adopción es un hecho feliz, lo cierto es que se inicia a partir de una pérdida. La adopción tiene como principal objetivo el dar un hogar a un niño en situación de abandono. La adopción tiene, evidentemente, un lado negativo: ha habido unos padres que no han podido hacerse cargo adecuadamente de las necesidades de su hijo y un lado positivo: una familia dispuesta se hace cargo de un niño para responder a sus necesidades, para amarle.
Tengamos muy claro que la separación de la familia biológica nunca es por algo que se pueda atribuir a los niños, sino que cuando ha sucedido ha sido siempre por circunstancias ajenas a ellos. Ante esa separación la mejor opción para los niños es  la adopción, porque los niños que carecen de familia -por la circunstancia que sea-, necesitan tener una donde crecer y florecer.
Cada niño es único y afronta su historia previa con diferentes recursos. Cada uno de ellos tiene particularidades. Cada adopción, cada familia es diferente.
En absoluto todos los niños tienen traumas o trastornos. Es necesario puntualizar que las experiencias de desprotección y abandono no generan por sí mismas patologías.
La adopción no es la responsable de los trastornos de conducta y aprendizaje de los niños, ni ha generado las secuelas ni el daño emocional que puedan tener, todo lo contrario, la adopción es la que ayuda y mejora de forma categórica a los niños y les da la oportunidad de superar las dificultades o los problemas incluso, -si los hubiera-, los traumas que pudieran haber sufrido.
Ni todos los niños tienen problemas, ni los viven o desarrollan de la misma manera, aunque sí que existen dificultades que pueden resultar de las vivencias del niño anteriores a la adopción. Dificultades por ejemplo en algunas áreas del desarrollo y del aprendizaje, o en habilidades para la comunicación y relación social, son muchos los niños a los que hay que dotar de recursos personales para poder interactuar con su nuevo entorno y comprender todo lo que sucede a su alrededor.
Los niños adoptados, hacen grandiosos esfuerzos y necesitan quien de manera incondicional e integral, sea capaz de cuidarles, de suplir muchas de sus carencias, necesitan rutinas, límites y apoyo, todo lo necesario para ayudarles a conseguir un desarrollo de todo su potencial aunque ese desarrollo se produzca de manera más lenta e incluso desordenada porque con los niños adoptados puede suceder que tengan una edad física distinta a la edad intelectual, que a su vez sea distinta a la edad emocional, y aún diferente a la edad que tiene el vínculo con su familia adoptiva.
Adoptar no es fácil, el proceso es largo y complicado, pero aún más lo es convertirse en padres/madres de un niño, hacer que se sienta seguro con esa seguridad que deshecha todo miedo, hacer que se sienta querido incondicionalmente.
¿Por qué adoptar? 
Adoptar es una de las maneras de satisfacer la necesidad de ser padres.
Sean cuales sean las circunstancias personales y familiares en las que surge la idea de adoptar, es importante reflexionar sobre las motivaciones para ello, en buena medida porque pueden condicionar el éxito o el fracaso de la adopción.
Son muchas las razones por las que una persona o una pareja pueden plantearse la adopción.
Pero la adopción NO es una solución para:

  • Problemas de miedo a la soledad (del adulto).
  • Solucionar temas de reconocimiento social o familiar del que cree carecer por no tener hijos.
  • Solucionar o aliviar sentimientos de vacío.
  • Solucionar crisis personales de falta de sentido en la vida o de pareja que se creen erróneamente que se van a resolver teniendo un hijo.
  • Tratar de superar el duelo por la infertilidad o la pérdida de un hijo.
  • Intentar buscar un compañero de juegos para un hijo único…
Cada vez se conoce más a fondo las características que acompañan a la adopción. Las necesidades de los adoptados son las mismas que las de cualquier niño o niña y como todos los niños, requieren mucha atención y dedicación, reclaman mucho esfuerzo, entrega y sacrificios y a esas necesidades hay que sumar las que son propias de su condición adoptiva y aunque es cierto que a esas dificultades hay que añadirles las de la vinculación y el apego, las experiencias de muchas familias adoptivas han acreditado el valor de los lazos de parentesco, familiares y afectivos, creados a través de la adopción.
La adopción es una manera de formar una familia. La familia esté constituida por el número de miembros o de la manera que esté formada y aunque entrañe dificultades y plantee retos, es una motivación constante -la más grande- por la que merece la pena apostar: el ganador un niño. Tu hijo.

AFADENA, Asociación de Familias Adoptivas de Navarra
fuente: adopcionpuntodeencuentro.com

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