El caso del atropello con un auto
a pedales
psicólogo infanto-juvenil
Se sabe que
el sentido común es el menos común de los sentidos. Aun así, hay casos que no
dejan de sorprender, como el de la niña de 4 años que golpeó en el tobillo a
una persona con el auto a pedales que manejaba, quien llamó a carabineros para denunciar los hechos.
Una falta de criterio
de la afectada, que no le bastaron las disculpas de la madre, al hacer un
escándalo e involucrando a carabineros para mediar en el asunto (no acepta las
disculpas… esperaba algún tipo de indemnización por daños?).
Una falta de
criterio de carabineros al magnificar un desacuerdo entre vecinos, tratándolo como
un hecho grave, que requiere realizar control de identidad y constatación de
lesiones en un servicio de salud.
En todo este circo resultó involucrada
también la persona que arrienda los carritos, a quien sí se le realizó el control
de identidad, así como algunos vecinos que intentaron ayudar. ¿Pero cómo se ayuda en
estos casos? Con un poco de criterio, es fácil saberlo: poniendo atención a la
real víctima de este espectáculo, la niña de 4 años que causó el malestar de la
persona “atropellada”. La niña que se abrazaba a su madre llorando, pidiéndole
que se fueran a casa, que con angustia genuina temía que su madre fuera llevada
a la cárcel por su descuido, como si su acción infantil revistiera una gravedad
penal que perjudicaría en tal grado a su propia madre.
La falta de
sensibilidad (además que de criterio) de algunos adultos, pone en real peligro
a los niños, que se ven expuestos a situaciones de amenaza a su estabilidad
emocional. Las secuelas de esta experiencia en la niña de 4 años dependerán del
manejo que logre hacer su familia, para aliviar la angustia y el temor que los
adultos involucrados le causaron al mostrarse de modo tan duro e intransigente
ante un descuido insignificante, propio de su edad.
¿La madre
debió entregar sus documentos para evitar un conflicto que traumatizara a la
niña? ¿O le mostró que no se debe doblegar ante la injusticia, siendo firme en
la defensa de su hija? ¿Quizá debió atender más a la niña, ofrecerle contención,
calmarla y bajarle el perfil a lo ocurrido? Siempre es posible hacer mejor las
cosas, lo que no quiere decir que no estén bien hechas.
Lo más
rescatable de estas imágenes es la intervención del vecino que hace notar cómo
lo está viviendo la niña y la necesidad que la oficial de carabineros cambie su
proceder. “¿Y usted quién es?”, pregunta la funcionaria policial. ¿No es obvio?
Es un adulto responsable, él sí.
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