mama.sufijos.prefijos
Yo soy madre porque otra mujer no abortó. Antes de seguir, quiero que
sepas que este no es un discurso conservador en contra de las libertades
individuales de las mujeres. Creo firmemente que una mujer tiene el derecho a
decidir cuántos hijos tener y cuándo tenerlos, porque ser madre no es algo que
se pueda hacer si no estás preparada. Estas líneas pretenden presentar una
tercera opción, una de la que se habla poco en las discusiones de
despenalización del aborto o de planificación familiar, la opción de gestar
pero no maternar, la opción de ceder en adopción.
En cambio, esta valiente mujer, porque no tengo un mejor calificativo
para nombrarla, llevó a término su embarazo. Cuando nació mi hija, tomó el
teléfono, llamó a una de las fundaciones que trabajan en el tema y dijo “no
puedo hacerme cargo de esta criatura”. Y gracias a ella, yo soy madre ahora.
No la conozco. Sólo puedo imaginar lejanamente su experiencia. Vivir un
evento traumático, una transgresión inconmensurable a su cuerpo, a su psique, a
su dignidad. Algo que no le deseo ni a mi peor enemiga. Algo que no sé si yo
misma habría sobrevivido. Luego, llevar un embarazo durante el que
probablemente no tuvo apoyo. Durante el cual seguramente escuchó comentarios de
cómo fue ella quien que provocó la situación. Un embarazo que probablemente le
recordaba el origen de esa criatura que ahora es mi hija.
Luego, labor de parto, sola, porque en este caso el progenitor del niño
es un monstruo y la familia la condena. Sola, porque para eso sí basta con ser
mujer. Puedo imaginar a las matronas y enfermeras con miradas torcidas cuando
no quiso ver a la bebé. Puedo escuchar el calificativo de “desnaturalizada”
cuando no quiso darle de mamar. Puedo escuchar los juicios apresurados que
condenan pero no entienden.
Luego, con mucho temple ella también debió sobrellevar la indagación que
hacen los trabajadores sociales. Porque no se puede “ceder un hijo”, así, sin
más. Porque para eso no basta sólo con ser mujer.
Me pregunto: si el aborto fuera legal, ella habría pasado por todo esto? Quiero
pensar que sí. Que ella decidió traer a mi hija al mundo y buscarle un lugar
mejor. Que le dio todo el amor del que fue capaz, la cuidó mientras estuvo en
su vientre y luego le buscó un futuro posible. Un padre que fuera su compañero
de juegos, unos abuelos de quien es favorita. Una madre, yo, que sí pudiera
llamarle hija adorada, hija de mi alma, hija deseada.
Mi intención con estos párrafos, insisto, es poner sobre el tapete de la
libertad de decisión de las mujeres esta tercera opción: ceder en adopción. Hablando
de decisiones y derechos de las mujeres, no sé si yo, a quien la biología se lo
negó, tengo derecho de ser madre. Puedo contar de primera mano lo que sufrimos
las parejas infértiles, los dilemas éticos que me plantean algunos métodos de
fertilidad asistidas u otras prácticas como los vientres de alquiler o la sustitución
de parto; lo engorroso de los trámites para adoptar un hijo.
De primera mano, todo lo que deseé tener a mi hija junto a mí. De primera
mano, todo lo que estoy dispuesta a hacer por ella. De primera mano, todo lo
agradecida que estoy con esta valiente mujer que decidió no abortar.
No se trata de pensar en mujeres con embarazos conflictivos como
“incubadoras” para otras mujeres que somos infértiles. No se trata de defender
la vida porque la vida puede existir en otro lugar. Se trata de pensar en las
posibilidades que tiene una mujer que no puede hacerse cargo de la criatura que
lleva en el vientre. Y la adopción es una de ellas.
Estoy segura de que, para ejercer mi maternidad, jamás le pediría a otra
mujer que, en contra de su voluntad, lleve a un bebé en su vientre. Pero quiero
pensar que una mujer que está en conflicto con su embarazo sí tiene opciones. Y
que éstas son tres: abortar; continuar con su embarazo y ser madre; o continuar
con su embarazo y permitirle a otra mujer ser madre. Y que, además, puede tomar
una decisión acompañada y libre. Yo soy madre porque otra, muy valiente mujer,
no abortó.
Hace poco, mi hija descubrió que tiene ombligo. Dentro de poco, me
preguntará si ese ombligo estuvo conectado al mío y yo tendré que responderle
que no, que ella estuvo en el útero de otra mujer. Y en unos años más, tendré
que contarle por qué su madre biológica decidió ceder en adopción. Sólo espero
que mis palabras logren honrar esa decisión.
Lindo testimonio y tan importante de considerar con esta nueva ley que quieren promulgar. Es una de las más lindas opciones el optar por la vida pensando en que esa criatura que no importando cómo se haya gestado va a poder tener una mejor vida, llena de amor y rodeada de una familia que la deseó mucho tiempo.
ResponderEliminarQue verdad hay en tu testimonio... yo también soy madre gracias a una mujer que no quiso abortar y prefirió respetar la vida de mi hijo. Siempre estaré agradecida por su valentía.
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