(aunque muchos te digan lo contrario)
Muchos
padres están confundidos en torno a lo que deben hacer para favorecer el
desarrollo saludable de sus hijos, especialmente en sus etapas más tempranas.
Al respecto, la
doctora en psicología, Darcia Narváez, docente de la Universidad de Notre Dame
(Estados Unidos), escribió un artículo en el portal especializado Psychology Today, donde
comenta algunas creencias erradas en torno a los bebés.
“Cuando tuve un
cachorro, odiaba ser ignorado o dejado solo. En esos momentos, él masticaba los
muebles. Los bebés odian estas cosas también, pero no pueden masticar los
muebles para hacernos saber. En lugar de ello, su desarrollo se ve minado”,
explica.
En esta línea, la
experta enumera 5 cosas que jamás debes hacerle a un lactante.
“En condiciones
naturales de nacimiento, los recién nacidos están listos para comunicarse con
la madre, el padre y los demás (…). Por supuesto, ellos no pueden hablar, pero
pueden gruñir y mover sus brazos (el brazo izquierdo es normalmente
auto-referencial y el brazo derecho se centra en el otro)”, aseguró la experta.
Darcia explicó que
incluso algunas madres se comunican con el bebé en el útero a través del canto,
la lectura, hablándoles, o dando pequeños golpecitos en el vientre. “En las
culturas indígenas, la madre es responsable de dar forma al espíritu del niño
con la comunicación antes y después del nacimiento, incluso creando una canción
única para ese niño”, comenta.
La comunicación con
el bebé y la atención permanente proporciona un óptimo ambiente para el
desarrollo emocional e intelectual.
¿Por
qué una relación de compañerismo es especialmente importante para los bebés?Narvaez aseguró que
los tres primeros años de vida son un momento tácito (no consciente) para
comprender cómo se desarrolla el mundo social. Con un cuidado sensible, los
sistemas del cerebro aprenden a trabajar bien y con ello la persona crece sana
y socialmente comprometida. “Lo que se aprende en la vida temprana se aplicará
para siempre a las relaciones (a menos que se cambie con terapia u otras
experiencias significativas)”, añadió la especialista.
2. Dejarlo llorar
¿Te gustaría estar
sufriendo, pedir ayuda y que todo el mundo te ignore? Probablemente te sientas
mal contigo mismo y muy enojado con el resto, dice Darcia.
Para los bebés esto
es mucho peor, porque sus sistemas cerebrales son de rápido crecimiento y
aprenden patrones para la vida social y también para su funcionamiento
fisiológico (salud). La doctora en psicología recuerda que gran parte del
desarrollo del niño se produce después del nacimiento. Y de acuerdo a la
atención que reciben, se determinan algunos efectos epigenéticos (genes y sus
funciones).
“Para un bebé, que
lo dejen llorar es una tortura. ¿Por qué pienso así? Porque técnicamente,
fisiológicamente y en términos de madurez, (…) si los bebés regularmente tienen
dificultades, sus cuerpos están siendo entrenados para ser ansiosos y
desconfiados de sí mismos y de los demás”, explica la experta, asegurando que
no es raro que un bebé que no recibió la atención suficiente se convierta en
una persona inflexible y que se estresa fácilmente.
“Cuando los bebés
lloran no están teniendo rabietas o son pequeños emperadores. Tienen
necesidades y las comunican de la única manera que pueden”, recalca Darcia,
agregando que si esperas que llore para aliviar su malestar, estás esperando
demasiado tiempo.
La experta enfatiza
que es importante aprender a no dejarlo llorar. “Los bebés pequeños tienen
dificultades para dejar de llorar por lo que no quieres que ellos comiencen.
Pueden llegar incluso a crear la costumbre de llorar. Esperar demasiado tiempo
para socorrerlo puede matar las sinapsis cerebrales (redes cerebrales
programadas para desarrollarse en ese momento), que están creciendo a un ritmo
fenomenal en los primeros años de vida”, añade.
Para
evitar que el bebé llore, los cuidadores deben prestar atención a las señales
no verbales que dan los bebés, como inquietud, ceño fruncido, muecas o si agita
los brazos, para cortar de raíz sus molestias.
En los primeros
meses y años de vida se crean las vías cerebrales que se utilizarán una y otra
vez. “Así que si quieres un niño agresivo y desagradable, cuando sea bebé
déjalo llorar. De lo contrario, mantenlo feliz. Un bebé angustiado en casi
seguro que se transformará en un niño desagradable que angustiará al resto
después”, aseguró.
Narvaez señala que
en los primeros cuatro meses de vida, los bebés tienden a ser más exigentes,
pero eso no quiere decir que tienen que llorar. “Este es también el período que
parece establecer el nivel de capacidad de respuesta entre el bebé y el
cuidador, que dura años después. Los cuidadores deben estar especialmente
atentos cuando un bebé empieza a quejarse, al notar la expresión facial, los
gestos y ofrecerle los cuidados para que se relaje”, reafirma.
“Ahora, debo decir
que si un cuidador se siente tan frustrado que casi quiere tirar al bebé contra
la pared, en ese caso, lo mejor es salir de la habitación y dejar que el bebé
llore. Pero, por supuesto, lo mejor es no permitir un patrón de llanto tan
regular en los primeros días y semanas de vida”, aclara la experta.
3. Dejarlo solo
Darcia afirma que
“el régimen de aislamiento es una de las peores cosas que le puedes hacer a un
ser humano y, finalmente, conduce a la psicosis”.
“Los bebés están
diseñados para conectarse físicamente con sus cuidadores. No entienden por qué
están solos. Los bebés interiorizan un sentido de la equivocación y la maldad,
dependiendo de cómo son sus vidas”.
“Imagina ser
repentinamente dejado solo en una tierra extraña donde no te puedes mover o
cuidar de ti mismo. Sería terrible, incluso si entiendes lo que está pasando.
¿Por qué hacerle eso a un niño?”, ejemplifica.
Darcia dice que los
niños dependen de la compañía de los adultos para satisfacer sus necesidades
hasta que pueden hacerlo por sí mismos.
“Aunque la gente
hable como si pudiera obligar a los bebés a ser independientes, esto es un
engaño con un resultado imaginario. Si aíslas a los bebés, ocurre lo contrario:
se convierten en personas necesitadas y desgarradas por dentro (…).
Interiorizan el miedo y la inseguridad y esto puede llevar a tener una mala
actitud hacia los cuidadores y el mundo. Esta es la forma de crecer de un
narcisista. ¿Qué más se puede esperar? El aislamiento enseña a pensar sólo en
sí mismos”, comenta la experta, añadiendo que la “angustia personal hace que la
empatía y la compasión sean cualidades muy poco probables”.
4. No tomarlo en brazos
Narvaez dice que la
primera impresión que tiene un bebé de sus cuidadores y el mundo son
fundamentales. “El aprendizaje de una profunda relajación y sensación de paz es
lo que lo guiará en la vida. Si no tiene una experiencia regular de relajación
en los brazos de alguien (sea su madre, padre o cuidador), nunca aprenderá a
relajarse y dejarse llevar, lo que es vital para la salud”, explica.
“Cuando los bebés
están físicamente separados de los cuidadores, las respuestas de dolor se
activan, influyendo en la presencia de varias hormonas y neuropéptidos”, dice
Darcia, añadiendo que incluso una separación diaria de 3 horas puede causar el
suficiente estrés como para tener efecto sobre ciertos genes que realzan la
reactividad al estrés y causan déficit en la memoria.
Por otra parte,
también puede conducir a una falta de desarrollo de los receptores de
serotonina y oxitocina, ambas relacionadas con la felicidad.
“Los bebés deben
sentirse bienvenidos en los brazos de los adultos”, enfatiza Narvaez.
5. Castigarlo
“Algunos padres dan
nalgadas o golpean a sus bebés. El castigo corporal puede ser una liberación
inmediata de la frustración para el cuidador, sin embargo, como en la mayoría
de los actos de agresión, tiene efectos negativos a largo plazo”, expresa la
psicóloga.
La experta afirma
que los bebés aprenden lo que es la vida, a partir de la forma en que son
tratados.
En
este sentido, el castigo tiene varios efectos perjudiciales, según la
especialista:
- El bebé tendrá
menos confianza en su cuidador y no lo verá como alguien seguro para relajarse.
- El bebé tendrá
menos confianza en sí mismo, porque los cuidadores le han enseñado que sus
impulsos no son importantes o incluso son malos, socavando su autodesarrollo.
- Si los cuidadores
castigan a los bebés que quieren explorar, pueden debilitar la motivación para
el aprendizaje.
- El bebé aprenderá
que es mejor suprimir sus intereses, que influyen en la comunicación con el
cuidador.
- Además, los
estudios muestran que la mala conducta aumenta después de que un niño es golpeado.
- Fisiológicamente,
el castigo activará la respuesta al estrés, lo que no es aconsejable en la vida
temprana cuando se fijan parámetros de funcionamiento. Ese estrés puede dañar
los sistemas en forma permanente, socavando el bienestar y el crecimiento
intelectual, además de dificultar las relaciones sociales.
Si desea optimizar el cerebro, la salud y el bienestar de un bebé, debes
evitar las 5 cosas mencionadas, afirma la profesional. “Una paternidad cariñosa
y sensible es uno de los mejores predictores de resultados positivos en un niño
(…) Así que los cuidadores tienen que estar presentes emocionalmente, no
distraerse con sus propias preocupaciones”, enfatiza.
Los bebés requieren muchos cuidados, por lo puede que se necesite más de
una persona para satisfacer las necesidades de un bebé. “Así que si eres un
padre o madre frustrado y cansado, pide ayuda con el cuidado”, comenta Darcia.
fuente: www.biobiochile.cl
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