viernes, 25 de mayo de 2018

Adopción en Chile: Lo que falta para una reforma integral


Ana María Leal
Directora Ejecutiva Fundación Pléyades
Seamos claros. Lo que se discute en Chile actualmente no es una Reforma Integral al Sistema de Adopción sino una mejora al procedimiento legislativo actual. Debate y reflexión necesarios, pero urge invitar a tener una mirada amplia de la adopción en todos sus momentos e impulsar modificaciones sustanciales en otros temas que no se hablan.
Uno de ellos es el primer momento de la adopción, cuando los niños han sido cedidos por sus madres o están con alguna medida de protección en cuidados alternativos y, un tercer momento, centrado cuando termina el proceso judicial y se inicia la compleja y maravillosa tarea de ser familia adoptiva.   
Hoy, en la práctica, quienes han iniciado el camino de ser familia adoptiva carecen de un adecuado acompañamiento, contención y orientación debiendo afrontar de manera solitaria temas cruciales. Urge que como sociedad avancemos en la construcción de una cultura que integre responsablemente a las familias que se constituyen mediante la adopción.


Como Fundación Pléyades valoramos los temas, propuestas y avances que hoy son materia de la agenda pública (adopción prenatal y homoparental, entre otros), pero consideramos relevante que también tomen en consideración otros tópicos de menor fuerza mediática pero de un tremendo impacto en la vida de nuestros niños y niñas.
En relación al segundo momento de la adopción, su procedimiento legal, nos parece relevante señalar que si bien la ley 19.620 se constituyó en un avance en cuanto a la regulación de la adopción, acercando nuestra legislación a los estándares internacionales; después de cinco años, tres gobiernos, tres indicaciones sustitutivas (y una cuarta que entrará prontamente a la Comisión de Familia) seguimos esperando que Chile cuente con una ley acorde a la realidad nacional y en sintonía con la diversidad de familias de nuestro país.
Invitamos a la Comisión de Familia de la Cámara de Diputados y al Gobierno a promover una reforma al procedimiento legal que garantice el máximo bienestar del niño o niña, primero agotando todos los recursos para que puedan vivir con su familia de origen. Si esto no es posible, es fundamental que el procedimiento responda al “tiempo del niño” entendiendo que a medida que crecen se diluyen las posibilidades “de adopción, de ser hijos y vivir en familia”, destinándolos a vivir en cuidados alternativos hasta los 18 años, sin vínculos o una figura de afecto relevante para sus vidas.
En este procedimiento legal hay otros temas de menor interés público y gran relevancia que no se abordan en toda su amplitud. Tenemos tantas preguntas que hacernos. ¿Qué pasa, por ejemplo, con el acompañamiento de aquellas mujeres que ceden en adopción y aquellas familias que, por susceptibilidad, pierden a sus hijos para siempre?, ¿Quién las acompaña y orienta para hacer más llevadero este proceso? Por otro lado, ¿Por qué no ampliar los tipos de adopción (hoy sólo tenemos la cerrada) y mejorar técnicamente la búsqueda de orígenes para cuidar y resguardar emocionalmente al niño, su familia adoptiva y también la biológica?

¿Qué pasa cuando un familiar, que no conocía previamente al niño, asume su cuidado? A simple vista es una reunificación familiar, pero ¿el proceso que vive dicha familia no es similar al proceso de una familia adoptiva? Actualmente esta realidad no se ve y, mucho menos, se acompaña los desafíos que ello significa.
Junto a lo anterior, necesitamos con urgencia avanzar hacia un sistema que, siendo flexible a cada historia, establezca de manera específica (y profesional) procesos y estándares que permitan evitar que prevalezca la opinión (muchas veces discrecional) de un profesional, juez o curador, por sobre el derecho del niño a ser hijo y a vivir en familia. ¿Por qué un magistrado puede seguir insistiendo en que se presenten carpetas de padres que no tienen hijos cuando lo central es encontrarle la mejor familia al niño y no un hijo a los padres?
La ley actual no acota plazos para las diferentes etapas del proceso. Así, hay muchas causas que no se inician porque hay visitas de las familias, pero no necesariamente es un proceso para recuperar el cuidado personal. El niño o niña no necesita solo visitas sino, con urgencia, requiere de una familia.
No hemos hablado de los desafíos que hay por delante al momento de hablar de las personas que acuden a solicitar la adopción y su proceso. Aquí también es necesario contar con estándares claros y transparentes, regular el pago que dichas personas tienen que hacer tanto en las OCAS como también en SENAME (evaluadores externos). Los solicitantes a la adopción son actores de gran relevancia y su proceso debe no solo ser riguroso y profesional, sino también, formativo y bientratante.
Llama profundamente la atención las incongruencias relacionadas al posnatal que tienen los padres adoptivos. Resulta paradójico, pero mientras más grandes son los niños, menor es el tiempo de posnatal que tienen sus padres en circunstancias que requieren de mayor espacio para generar y fortalecer el vínculo.
¿Sabías que si un niño es adoptado a los tres meses de vida y presenta virus respiratorio antes, tiene preexistencia en la Isapre? ¿Contribuye dicha medida a que los niños con enfermedades tengan igualdad de oportunidades para ser adoptados?
Y así. Infinitos detalles tremendamente necesarios de abordar. La “Adopción es mucho más que una ley. Es una forma de hacer familia y de restituir el derecho de los niños no solo a vivir en familia, sino que a ser hijo”.
Los invitamos a conversar y reflexionar para que todas tengan un espacio prioritario en la agenda. Como institución, seguiremos trabajando para que esto ocurra.
fuente: www.pleyades.cl

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