el niño
adoptado puede ser diferente, pero no es distinto
El paso de
incorporar a los niños a la sociedad pasa por el colegio (o la guardería si son
muy pequeños).
La escuela
desempeña un papel muy importante a la hora de ayudar a integrar a los niños
que proceden de otros países, de otras culturas, en el colegio el niño se
encontrará con sus iguales, pero va a estar “solo”. Allí sentirá todo lo que
tiene en común con ellos y allí también percibirá las diferencias con respecto
a sus compañeros (más si estamos hablando de niños de otras razas, con otras
costumbres o con otro idioma). Serán las diferencias las que provoquen
mecanismos de aceptación o rechazo, de tolerancia y solidaridad y a veces
también desgraciadamente de crueldad. Puede ocurrir que lo que en casa el niño
viva de una forma anecdótica en la escuela se convierta en motivo de
sufrimiento, y viva la escuela con ansiedad.
Muchas veces
los niños cuando se enfadan o quieren fastidiar a un compañero tienen una gran
habilidad para hacer resaltar de una manera negativa alguna característica que
le diferencie del resto del grupo. Chino, negro, “kazajo suena a escupitajo”,
“ruso de m…”,” tu madre no es tu madre de verdad”, etc. Este tipo de
situaciones influye muy negativamente en la autoestima de los niños por lo que
es muy importante trabajar y verbalizar dentro de la clase las diferencias
entre ellos y buscar siempre los aspectos más positivos, responder a las dudas
y ofrecerles respuestas adecuadas a su edad y madurez emocional. Si no se está
atento, las palabras de los compañeros pueden ir calando en el interior de los
niños que se sienten diferentes a sus compañeros de clase: sentirse diferente
es difícil y a veces duele.
Es necesario
desde casa dotar a los niños adoptados de recursos para que puedan salvar las
dificultades, prepararlos para que sepan responder de forma asertiva ante
situaciones de intolerancia, muchas veces, fruto de la falta de información.
En el aula es
necesario realizar actividades para educar a tratar las diferencias, no sólo
las de los niños de color de piel, lengua o rasgos diferentes, sino que
igualmente ha de hacerse con el tema de cómo se forman las familias, o de los
problemas y circunstancias que surgen en estas: separaciones, familias
reconstituidas, adopciones, fallecimientos etc.
Es el maestro
en el aula quien puede facilitar la integración del niño. Él mismo ha de
entender en profundidad esas diferencias y lo que significan.
Comprender
bien a un niño, educarlo, instruirlo e integrarlo es una tarea sumamente
difícil que, lamentablemente depende del talante del maestro y su disposición,
ya que por parte de la administración faltan programas concretos para orientar
a los profesionales de la educación, que no recursos, ya que existen guías,
libros, y materiales como cuentos y películas, con las que poder trabajar esta
diversidad, si es la disposición del educador.
Diferente pero no distinto
El niño
adoptado es diferente por su origen, cultura, idioma, y su historia previa,
pero no es distinto de los demás niños. Es muy importante que los educadores
estén familiarizados con los temas de la adopción. Estar bien informado le
ayudara a entender, comprender e interpretar de manera adecuada los
comportamientos y conductas de estos alumnos, desechando a la vez los
prejuicios que a veces se dan de que todos los problemas escolares se deben a
la condición de adoptado. Adoptado no es sinónimo de problemático, pero es
posible que haya niños cuyo trato diario no resulte fácil, los profesores han
de estar preparados para atender a los niños que puedan tener una disparidad
con respecto a los demás, porque no hayan ido nunca a clase, por cultura, o
porque no hablen el idioma, o porque su historia previa haya sido
particularmente dura.
Desgraciadamente
ocurre que algunos maestros, ajenos a las dificultades del niño, acaban
elaborando hacia estos alumnos sentimientos negativos y a veces resulta que
pasan de ser comprensivos en un principio con ese niño que ha sufrido y lo ha
pasado mal a etiquetarlo como niño problemático, y la escuela acaba siendo un
lugar hostil para todos. Es cuando sucede (y no en pocas ocasiones) que la
escuela ha pasado de ser un sitio donde aprender el juego de la vida a un lugar
donde la vida es una dura lucha diaria, para todas las partes, niños, maestros
y padres.
El maestro
tiene una importante función reparadora ya que el niño puede establecer
vínculos con él como figura de apego que en el colegio representa el referente
adulto. La relación de confianza que el niño establecerá con el profesor será
decisiva para asimilar los aprendizajes que este le proponga, pero todo va a
depender de su personalidad, incluso de su capacidad para asumir lo que el niño
proyecta en él, no del método que emplee para enseñar ni de la materia que
enseñe.
fuente: adopcionpuntodeencuentro.com
ARTÍCULOS RELACIONADOS:
Guía. La respuesta educativa en la escuela inclusiva al alumnado adoptado.
ResponderEliminarhttp://www.hezkuntza.ejgv.euskadi.eus/contenidos/informacion/dig_publicaciones_innovacion/es_escu_inc/adjuntos/16_inklusibitatea_100/respuesta_educativa_alumnado_adoptado_c.pdf