viernes, 4 de noviembre de 2016

Localización y restitución de identidad

 La lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo
por Verónica Siredey
Durante la dictadura militar argentina ocurrieron violaciones a los derechos humanos que no sólo afectaron a los adultos de la época, sino también a niños por nacer y ya nacidos. A torturas y desapariciones, se sumó el secuestro de niños, en el marco de un plan sistemático de apropiación ilícita que hasta el día de hoy tiene a las Abuelas de Plaza de Mayo, luchando por el esclarecimiento de casos, la búsqueda de Justicia y la restitucióndel derecho a la identidad de quienes fueron dados en adopción desconociendo su origen.

“Si naciste entre 1975 y 1980 y tienes dudas sobre tu origen, consulta la lista de nietos que estamos buscando y de casos resueltos a la fecha”. Ese es el llamado que desde el sitio web de Abuelas de Plaza de Mayo (www.abuelas.org.ar) se despliega para todos aquellos argentinos que puedan tener alguna duda respecto de su identidad. Un llamado que demuestra que el tiempo transcurrido desde el golpe de Estado, encabezado por el General Videla el 24 de marzo de 1976, y cuya dictadura duró hasta el 10 de diciembre de 1983, provocó heridas profundas que marcaron a toda una nación y que se mantienen abiertas hasta el día de hoy.

En la parte superior de la página web de esta organización y coincidiendo con este llamado, aparecen continuamente fotos de parejas que desaparecieron en esa época. Figuran sus nombres, fechas de nacimiento, una breve reseña de estas personas, las circunstancias de su secuestro y los meses de embarazo que la mujer presentaba al momento de ser detenida. El texto cierra con algo similar a “El/La joven y el niño que debió nacer en cautiverio permanecen desaparecidos”.

Todos éstos son casos en los cuales existe claridad respecto de los niños desparecidos o la fecha en que debieron haber nacido, pero que sobre su paradero no hay información conocida.

Estos destinos truncados son los que alimentan una búsqueda que no cesa y que el paso del tiempo no ha debilitado. Por el contrario, las Abuelas de Plaza de Mayo se muestran como una organización fuerte, bien estructurada y multidisciplinaria, que surge de la realidad que el régimen militar denominó “Proceso de Reorganización Nacional” y que se llevó adelante a través de una política del terror. “La desaparición, forma predominante a través de la cual se ejerció la represión política, afectó a 30.000 personas de todas las edades y condiciones sociales que fueron sometidas a la privación de su libertad y a la tortura, y entre ellas a centenares de criaturas secuestradas con sus padres o nacidas en los centros clandestinos de detención a donde fueron conducidas las jóvenes embarazadas”, explican.

¿Qué pasó en ese tiempo? Ellas se refieren a la cantidad de secuestros de niños y jóvenes embarazadas, el funcionamiento de maternidades clandestinas, la existencia de listas de familias de militares en “espera” de un nacimiento en esos centros clandestinos, y las declaraciones de militares que demuestran la existencia de un plan preconcebido, no sólo de secuestro de adultos, sino también de la sistemática “apropiación” de niños.

Y establecen que los niños fueron inscritos como hijos propios por los miembros de las fuerzas de represión, vendidos o abandonados. Fueron desaparecidos al anular su identidad, privándolos de vivir con su familia legítima, de sus derechos y su libertad.

Es por ello que el fin que mueve a esta organización no-gubernamental, es la de localizar y restituir el derecho a la identidad de todos los niños secuestrados desaparecidos por la represión política, y crear las condiciones para que no se repita tan terrible violación a los derechos de los niños, exigiendo castigo a los responsables.

La señora Estela Barnes de Carlotto, presidenta de la asociación, explica que al día de hoy ya son 113 [en 2014, 121 a nov. 2016] los casos que Abuelas de Plaza de Mayo ha resuelto. La mayoría corresponde a nietos que han recuperado su identidad y el resto han sido identificaciones de mujeres embarazadas asesinadas. Pero, según las cifras que la organización maneja y que inició este trabajo de búsqueda en 1977, aún falta por encontrar a más de 300.

Con el fin de localizar los niños desaparecidos, la organización trabaja en cuatro niveles: denuncias y reclamos ante las autoridades gubernamentales, nacionales e internacionales, presentaciones ante la Justicia, solicitudes de colaboración dirigida al pueblo en general y pesquisas o investigaciones personales. Para esto, la asociación cuenta con equipos técnicos integrados por profesionales en los aspectos jurídico, médico, psicológico y genético. 

Cada uno de los niños tiene una causa abierta en la Justicia a las que se agregan las denuncias que se van recibiendo a lo largo del tiempo y que conforman elementos probatorios que determinan su verdadera identidad y la de los responsables de su secuestro o tenencia ilícita. 

Para asegurar incluso la validez de los análisis de sangre, implementaron un Banco de Sangre de Datos Genéticos, creado por ley nacional, donde figuran los mapas genéticos de todas las familias que tienen niños desaparecidos.
¿Cómo es el proceso que realizan, una vez que un joven que sospecha ser hijo de detenido desaparecido, se acerca buscando información?
Hay dos vías. Están quienes se acercan espontáneamente, se les hace una entrevista, y si se sospecha que pueden ser hijos de desaparecidos son derivados a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), y desde allí se ordenan los análisis genéticos para comprobar si son o no. Y también está la vía judicial, que culmina con un análisis voluntario o una toma de objetos personales para su comparación con las muestras de las familias almacenadas en el Banco Nacional de Datos Genéticos.
¿Cómo surge esta organización y se estructura hasta lo que es hoy, con un engranaje que resulta tan completo?
Hemos ido aprendiendo con el tiempo. El robo de niños por razones políticas era algo inédito, impensable de tan horroroso, por esto tuvimos que ir construyendo los conocimientos y las metodologías a medida que avanzábamos en nuestra lucha y en nuestra búsqueda.

Nos organizamos por áreas: Presentación Espontánea (a donde se acercan los hombres y mujeres con dudas sobre su identidad); Difusión y Prensa; Jurídica; Investigación; Archivo Biográfico Familiar (donde se compilan las historias de vida de los desaparecidos para entregárselas a sus hijos restituidos); Centro de Atención psicológica; Casa por la Identidad (recientemente inaugurada).

Es un trabajo interdisciplinario y en equipos. Participan profesionales y familiares. Las Abuelas decidimos a través de nuestra comisión directiva (en la que ya están integrados muchos nietos recuperados). Además, nuestra organización articula todo el tiempo acciones junto con el Estado y otros actores para que la búsqueda sea eficaz y abarque lo más posible.
¿Creen que la organización está cumpliendo sus objetivos, tal cual la imaginaron en un principio?
Nunca imaginamos que nuestras vidas iban a dar el vuelco que dieron. Nunca imaginamos que nos iban a desaparecer a nuestros hijos y mucho menos apropiarse de nuestros nietos. De a poco nos empezamos a reunir, al principio éramos pocas, después nos fuimos sumando más y así, juntas, pudimos sobrellevar el dolor y transformarlo en acción. Hemos recibido ayuda y solidaridad de mucha gente, de países, de organizaciones de todo el mundo. Y de a poco la sociedad, que inicialmente nos daba la espalda o no se animaba a respaldar nuestra lucha, ha comprendido que el delito de apropiación de identidad debe ser resuelto con la verdad, que éste es el único camino para aliviar semejante trauma.

El apoyo o acompañamiento que se le entrega a los jóvenes en el proceso de búsqueda de su identidad es la de escucharlos, porque en general se trata de casosque vienen de larga data, y tratamos de orientarlos en la búsqueda de su identidad. Y a quienes ya han recuperado su verdad también los acompañamos, porque la confirmación genética sólo es un primer paso, luego viene lo más difícil.

Por esto, en la Asociación existen profesionales capaces de actuar en cada uno de los casos y para cada situación específica. El Centro de Atención Terapéutica de Abuelas está compuesto por psicólogos que contienen a los hombres y mujeres que se acercan con problemáticas de identidad. 
¿Qué ocurre con estos jóvenes y las familias que ellos pensaron eran su familia de origen?
Todos los casos son distintos. No obstante, con más o menos tiempo, todos ellos terminan vinculándose con sus familias biológicas que los han buscado tanto tiempo y entendiendo -sobre todo en los casos donde no hubo ninguna buena fe- que ningún amor puede estar basado en la mentira sistemática.
¿Existen casos en que los jóvenes rompen con la familia que los adoptó e incluso inician juicios en su contra?
Sí. Ya hubo varios casos.
¿Tienen casos en que los jóvenes optan por el perdón?
También. Desde nuestra perspectiva, la que tiene que actuar es la Justicia, y en los casos que ha obrado como debía, las víctimas de apropiación han podido liberarse y entender el yugo al que estaban sometidas.
¿Cómo logran sanar su dolor e integrar esa parte de su historia que recién conocen?
Es muy importante el acompañamiento de otros hombres y mujeres que ya han sido restituidos. Ellos, que han padecido el mismo dolor, pueden comprender en profundidad lo que les pasa a estos jóvenes. También es importante el rol del Estado como facilitador de ciertos trámites (cambio de documentación, por ejemplo) o como garante de la identidad de las personas, y de la sociedad que hoy reconoce lo fundamental que es el derecho a la identidad.
¿Qué sucede con la percepción de su propia identidad e historia?
Cada caso es único, aunque la restitución -y esto se repite- es como nacer de nuevo. Muchas dudas se despejan, hay un florecer que era más evidente cuando los nietos eran niños, pero que hoy, cuando ya son adultos, también se da.
fuente: Revista Adopción y Familia, n°10, pp. 36-38

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