miércoles, 23 de marzo de 2016

Una infancia infeliz no determina la vida


por María José Vera
“Una infancia infeliz no determina la vida.” Así es como comienza el libro “Los patitos feos” de Boris Cyrulnik. En esta lectura se analiza un concepto que muchos apenas habíamos usado antes de comenzar el proceso de adopción. Un concepto que está vinculado a la capacidad de superar los traumas: la resiliencia. ¿Por qué no todas las personas que experimentan situaciones vitales muy estresantes desarrollan traumas? ¿Tener una infancia/una historia personal dura y complicada significa que vamos a tener problemas emocionales en el futuro?

No, la realidad es que las personas tenemos importantes habilidades para salir adelante, para superar los contratiempos y convertirlos en experiencias de las que salimos fortalecidos.
Boris Cyrulnik es un autor que se ha hecho un nombre en el mundo de la adopción con sus enseñanzas acerca de la resiliencia. En este libro nos descubre los factores que deben ser potenciados en las personas para ayudarlas a superar los momentos difíciles, evitando que éstos se conviertan con el tiempo en traumas.
Aquí os pongo unos párrafos de esta obra que me parecen fundamentales para entender el concepto:
"El fin del maltrato no es el fin del problema. Encontrar una familia de acogida cuando se ha perdido la propia no es más que el principio de la cuestión: “¿y ahora qué voy a hacer?”. No porque el patito feo haya encontrado una familia cisne se acabó todo. La herida está escrita en su historia, está grabada en su memoria, como si el patito feo pensara: “Hay que golpear dos veces para producir una herida”. El primer golpe, el que se recibe en la realidad, provoca el dolor de la herida (...) Y el segundo, el que se encaja en la representación de la realidad, provoca el sufrimiento de haber sido humillado, abandonado. “¿Qué voy a hacer ahora? ¿Lamentarme a diario y tratar de vengarme o aprender a vivir otra vida, la de los cisnes?”.
Para curar el primer golpe, es preciso que mi cuerpo y mi memoria consigan realizar una lenta labor de cicatrización. Y para atenuar el sufrimiento del segundo golpe, he de cambiar la idea que tengo de lo que me ha sucedido, he de conseguir modificar la representación de mi desgracia y su puesta en escena ante vuestros ojos (…)
(…) Pero lo que el patito feo tardará mucho tiempo en comprender es que la cicatriz nunca es segura. Es una brecha en el desarrollo de su personalidad, un punto débil que en cualquier momento puede abrirse por un golpe de azar. Esa grieta obliga al patito a trabajar incesantemente en su interminable metamorfosis. Solo entonces podrá llevar una vida de cisne, hermosa y frágil a la vez, porque nunca podrá olvidar su pasado de patito feo. Sin embargo, una vez convertido en cisne, podrá pensar en ese pasado de una manera soportable.
Eso significa la resiliencia, el hecho de superar una situación y pese a todo llegar a ser hermoso, nada tiene que ver con la invulnerabilidad ni con el éxito social."
Sin duda, esto último es fundamental en los casos de adopción y acogimiento. Dependiendo de la forma en que hablemos a los niños y niñas de sus orígenes y de su pasado, le estaremos ayudando en mayor o menor medida a cicatrizar esa herida primaria y a superar una situación traumática para convertirse en un adulto feliz y en paz consigo mismo y con los demás.
fuente: papasporadopcion.blogspot.cl

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