por María José Vera
“Una infancia infeliz no determina la
vida.” Así es como comienza el libro “Los
patitos feos” de Boris Cyrulnik. En esta
lectura se analiza un concepto que muchos apenas habíamos usado antes de
comenzar el proceso de adopción. Un concepto que está vinculado a la capacidad
de superar los traumas: la resiliencia. ¿Por qué no todas las personas que
experimentan situaciones vitales muy estresantes desarrollan traumas? ¿Tener
una infancia/una historia personal dura y complicada significa que vamos a
tener problemas emocionales en el futuro?
No, la realidad es que las personas
tenemos importantes habilidades para salir adelante, para superar los
contratiempos y convertirlos en experiencias de las que salimos fortalecidos.
Boris Cyrulnik es un autor que se ha
hecho un nombre en el mundo de la adopción con sus enseñanzas acerca de la
resiliencia. En este libro nos descubre los factores que deben ser potenciados
en las personas para ayudarlas a superar los momentos difíciles, evitando que
éstos se conviertan con el tiempo en traumas.
Aquí os pongo unos párrafos de esta
obra que me parecen fundamentales para entender el concepto:
"El fin del
maltrato no es el fin del problema. Encontrar una familia de acogida cuando
se ha perdido la propia no es más que el principio de la cuestión: “¿y ahora
qué voy a hacer?”. No porque el patito feo haya encontrado una familia cisne se
acabó todo. La herida está escrita en su historia, está grabada en su memoria,
como si el patito feo pensara: “Hay que golpear dos veces para producir una
herida”. El primer golpe, el que se recibe en la realidad, provoca el dolor de
la herida (...) Y el segundo, el que se encaja en la representación de la
realidad, provoca el sufrimiento de haber sido humillado, abandonado. “¿Qué voy
a hacer ahora? ¿Lamentarme a diario y tratar de vengarme o aprender a vivir
otra vida, la de los cisnes?”.
Para curar el primer golpe, es preciso que mi cuerpo y mi
memoria consigan realizar una lenta labor de cicatrización. Y para atenuar el
sufrimiento del segundo golpe, he de cambiar la idea que tengo de lo que me ha
sucedido, he de conseguir modificar la representación de mi desgracia y su
puesta en escena ante vuestros ojos (…)
(…) Pero lo que el patito feo tardará mucho tiempo en
comprender es que la cicatriz nunca es segura. Es una brecha en el desarrollo
de su personalidad, un punto débil que en cualquier momento puede abrirse por
un golpe de azar. Esa grieta obliga al patito a trabajar incesantemente en su
interminable metamorfosis. Solo entonces podrá llevar una vida de cisne,
hermosa y frágil a la vez, porque nunca podrá olvidar su pasado de patito feo.
Sin embargo, una vez convertido en cisne, podrá pensar en ese pasado de una
manera soportable.
Eso significa la
resiliencia, el
hecho de superar una situación y pese a todo llegar a ser hermoso, nada tiene
que ver con la invulnerabilidad ni con el éxito social."
Sin duda, esto último es fundamental
en los casos de adopción y acogimiento. Dependiendo de la forma en que hablemos
a los niños y niñas de sus orígenes y de su pasado, le estaremos ayudando en
mayor o menor medida a cicatrizar esa herida primaria y a superar una situación
traumática para convertirse en un adulto feliz y en paz consigo mismo y con los
demás.
fuente: papasporadopcion.blogspot.cl
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