Carta
presentada a la Comisión de Familia de la Cámara de Diputados de Chile, en el marco
de la discusión sobre la modificación del permiso postnatal, argumentando la necesidad
de extender el beneficio a los adoptantes que reciben a un niño mayor de 6 meses
de edad en cuidado personal. Junio 2010
La Adopción se ha convertido en una forma efectiva de intervención
temprana para una población infantil altamente vulnerable por su condición de
abandono e institucionalización, alternativa que otorga al niño o niña un
espacio familiar estable en el cual poder continuar su desarrollo con patrones
y modelos de vinculación sanos.
Pese a ello, el mayor desafío consiste en reparar los daños que el abandono
y la institucionalización provocan en los niños, al constatarse a través de las
investigaciones y de la práctica, las carencias significativas en el desarrollo
socioafectivo y cognitivo, que son consecuencia de no contar con un entorno
familiar de protección y acogida en el comienzo de la vida.
Diversos autores han señalado que al no producirse relaciones estables
y seguras con una figura significativa, sea ésta la madre, padre o cuidador,
afecta la salud física y mental de las personas, teniendo graves consecuencias
en su desarrollo.
La Teoría del Apego, postulada por J. Bowlby a partir de los años 60,
refiere sobre las conductas en el bebé que aumentan la probabilidad de cercanía
y protección por parte del adulto, con una base socioafectiva que asegura su
continuidad en el tiempo. A ésta se le llama “conducta de apego” por el hecho
de perseguir el fin de apegarse al otro,
en el sentido de protección evolutiva, en la cual el bebé cumple un rol activo
al poner en movimiento un comportamiento que fomenta la proximidad de la figura
cuidadora.
Dichas conductas activan el “vínculo de apego”, consistente en una
relación prolongada que se suele dar con pocas personas significativas, las que
cumplen la función de ser fuente de protección frente a las situaciones de daño
y peligro, permitiendo regular el estrés físico y psicológico. Implica un
desarrollo prolongado de una relación afectiva que posee altos componentes de
ayuda, protección y regulación.
En función de la experiencia que adquiere el niño en la relación con
el cuidador sensible y atento, organizará un modelo mental particular que le
permitirá anticipar la disponibilidad de esta figura, formándose una imagen de
las relaciones interpersonales. Cada modelo mental de apego actúa como guía de
acción y comprensión en el contacto interpersonal el resto de su vida.
La edad de formación o periodo sensible de los modelos mentales de
apego ocurre entre los 6 y 9 meses aproximadamente. Cualquier retraso en la
disponibilidad de las condiciones para su adquisición, deja una huella en su
desarrollo socioafectivo cada vez más difícil de reparar conforme pase el
tiempo y que requiere, consecuentemente, de mayor disponibilidad de la figura
de apego para generar las condiciones necesarias para producirla.
De este modo, la reparación de su capacidad de apego se logra con
presencia y estabilidad de la figura de apego, quien debe mostrar más
disponibilidad mientras mayor edad tenga el niño al incorporarse a la nueva
familia. La constancia que ofrece una presencia cálida, acogedora y atenta, es
la que permitirá el establecimiento de un vínculo afectivo estable y duradero
ante condiciones que se presentan como poco favorables para su formación. Este
vínculo de apego es el que le proporcionará el sostén, protección y seguridad
emocional en su vida, esencial para un desarrollo sano e integral.
URL Abreviada: https://goo.gl/tNz4eJ
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