Psicólogo Clínico Infanto-Juvenil
Para
muchos padres adoptivos resulta un gran desafío enfrentar con su hijo la
revelación, lo cual se entiende no sólo como el hecho de darle a conocer su
condición de adoptado, sino además lograr que esa información se incorpore
positivamente y se constituya en una maravillosa instancia de integración de
dos historias de amor, la de origen y la de familia.
Para el célebre psiquiatra inglés Donald Winnicott, su relevancia
se puede sintetizar en la siguiente frase: “los hechos están bien, porque son
los hechos. Lo terrible es no saber si algo es un hecho, una fantasía o un
misterio”.
Desde la perspectiva del adoptado, la revelación se entiende como
un proceso en el cual es importante que no sólo conozca su condición adoptiva,
sino también el ir conociendo y dándole forma a su historia desde el origen.
Para los padres adoptivos, en tanto, se refiere a cómo ellos lideran este
proceso, construyendo un relato que integre historias, que hablé del encuentro,
de la identidad de esta familia.
En cuarenta años aproximadamente, se ha producido un cambio que va
desde situaciones de ocultamiento de la adopción, a través de suplantaciones de
parto, abuelas que asumían maternidades y largos viajes o ausencias para
justificar un supuesto embarazo, a una apertura gradual del tema. Esto dio un
giro hacia una nueva problemática: cuándo decirle al niño que es adoptado. Y
muchas familias, de tanto esperar el momento apropiado, fueron postergando y
eludiendo un proceso que debiera producirse de manera temprana y natural.
Por lo general, se hablaba el tema una vez y luego no se volvía a
tocar. Y el asunto finalmente se cerraba, porque los niños no preguntan sobre
aquellas cuestiones de las que no se habla. Y si no preguntan, siguiendo la
lógica de muchas familias, para qué volver a tocar el tema. Esto crea un
círculo vicioso que, lejos de ayudar al niño a construir su historia personal,
deja un gran vacío respecto de su origen, con un halo de misterio poderoso.
Esto puede detonar en los niños la elaboración de fantasías negativas que los
padres no se imaginan o no dimensionan cabalmente, y que siempre desemboca en
la misma conclusión para el niño: si no se habla es porque detrás de todo esto
hay algo malo. O lo que puede ser una interpretación más errónea aún: es malo
ser adoptado.
Padres, pilares fundamentales en el proceso
Entendiendo la importancia de una adecuada construcción de la
historia personal, la realización de la revelación como un proceso continuo,
liderado con propiedad por los padres desde la perspectiva del respeto y la consideración
hacia su hijo, es que las instituciones ligadas a la adopción trabajan
continuamente con los padres, acompañándolos, apoyándolos y guiándolos en este
proceso.
En la Fundación San José para la Adopción explican que la
importancia de la revelación temprana debe entenderse sobre la base de un
ejercicio para los padres, a través del cual se acostumbren a hablar de
adopción e integren y procesen el concepto, porque la adopción es parte de su
vida, del modo cómo forman familia. Esto les permitirá generar un clima
emocional de tranquilidad y confianza, en el cual se pueda hablar del tema con
los hijos desde el principio y cada vez que sea necesario.
Los padres deben perder el miedo y ganar seguridad. Así, antes de
iniciar una conversación, ellos deberían tener la predisposición emocional para
abordar temas como su infertilidad, sus razones para adoptar y las de los
progenitores para entregan a su hijo en adopción o para perder su custodia. Si
el hablar de adopción es incómodo para los padres, los hijos tienen muy pocas
posibilidades de iniciar espontáneamente un diálogo sobre el tema. Sólo de esta
manera no les temblará la voz cuando llegue la hora de referirse a la historia
de origen de su hijo.
Los padres frecuentemente les dicen a sus hijos “cuando llegaste a
la familia, cuando te fuimos a buscar…” pero no se le habla de su nacimiento ni
de su existencia antes de llegar a la familia. La vida del niño comienza antes
de su adopción. Aunque es posible que no tenga recuerdos conscientes y los
padres no dispongan de mucha información, es importante que el relato se
refiera a la historia preadoptiva.
Algunos pueden pensar que decir que sus hijos son adoptados es
toda la revelación, pero en realidad éste es un proceso, es un diálogo que
seguramente continuará durante toda la vida del hijo. Surgirán inquietudes todo
el tiempo y durante las distintas etapas de la vida, que irán más allá incluso
de preguntas predecibles.
Los padres debieran conversarlo antes y tenerlo presente, tener
una postura definida y abrir el tema primero entre ellos y luego con el hijo.
Si por el contrario, les cuesta mucho hablar, entonces debieran buscar ayuda
profesional o apoyarse en redes sociales con temáticas comunes, compartiendo
con otros padres adoptivos. Esto permite normalizar la adopción y darse cuenta
que en general la parentalidad no es fácil y conlleva desafíos que son más
comunes de lo que muchas veces se piensa. Generar estas instancias de
convivencia, permite no sólo apoyarse, sino también normalizar la parentalidad
adoptiva, lo que significará entonces, para los hijos, vivir con naturalidad el
ser adoptivo.
Iniciando el proceso de revelación
El proceso de revelación debe iniciarse desde que el hijo llega a
la familia, no importa la edad que tenga y si comprende de qué le están
hablando. Usar la palabra “adopción” permitirá que éste sea un concepto
cotidiano en su vida, el que irá comprendiendo a medida que crece. En un
comienzo, cuando es más pequeño, se le transmite una idea simple sobre que
nació de otra mujer y luego llegó a la familia. Existen varios cuentos que le
ayudarán a darle sentido a su historia.
El objetivo de este proceso involucra varias ideas que se deben
reforzar: Que fue querido y que nada que hiciera o dejara de hacer fue la razón
por la que fue dado en adopción. Que sus padres estarán siempre con y para él,
que la adopción es para siempre. Que la adopción no es un hecho vergonzoso ni
un secreto, tan sólo es una de las maneras en que se forma una familia. Que
sienten respeto por sus padres biológicos, son parte suya, de su historia y de
su identidad; al respetarlos, respetan a su hijo. Que siempre estarán
dispuestos a seguir hablando sobre la adopción y sobre su historia.
Siempre deben hablar con la verdad, transmitiendo una carga
afectiva positiva sobre la adopción y sobre su historia, respondiendo a sus
preguntas, motivando y abriendo espacios de conversación en que puedan
expresarse ideas, dudas e incluso temores. Lo que el adoptado necesita no es
información desvinculada del afecto, lo más importante para él es el
significado emocional tiene para sus padres y cómo lo quieren con su historia,
no pese a ella.
Cuentos infantiles recomendados
• Hermanito lobo, Danièle Ball. Ed. Don
Bosco
• Una nueva vida, Soledad Gómez y Ana
María Deik. Zig-Zag
• Paula y la puerta cerrada, Diana
Drexler. Ed. Fundación San José
• Choco encuentra una mamá, Keiko Kasza.
Ed. Norma
• La mejor familia del mundo, Susana
López. SM
• La familia de Laura, Annette Aubrey.
Sigmar
• Kiwi, Carmen Posadas. SM
¿Cómo adecuar este proceso a la edad de mi hijo? ¿Qué decir de la
historia de origen, sobre todo en aquellos casos en que hay aspectos dolorosos?
Los invitamos a participar del próximo TALLER Conversando de adopción con mi hij@, para padres de niños en edad escolar (6 - 11 años), los esperamos.
Encontrarán la información aquí
Frente al origen de un hijo siguen existiendo los tabues sociales. La adopcion no supone ningun misterio ni nada raro que revelar, pero mucha gente sigue pensando que es mejor ocultar la adopcion como un secreto de familia o si se revela que tan doloroso pueda ser para el adoptado. Todo esto sucede porque los tabues frente a la adopcion esconden miedos muy internos que las familias adoptivas no han trabajado. Ninguna historia de adopcion es digna de verguenza ni anormal, son historias de vida de seres humanos comunes y corrientes que no tiene nada raro como para no comunicarlas. Por que tanto misterio para aceptar la realidad del origen de un adoptado? Por que no podemos mirar con respeto esta historia? No va a deteriorar "el linaje" de ninguna familia adoptiva, que es uno de los grandes miedos aun hoy en dia. La revelacion no deberia ser en realidad un tema de tanta dificultad en la comunicacion en el hogar cuando en realidad se adopta y el adoptado nos adopta. Somos su historia y el de la nuestra.
ResponderEliminarTienes razón Ana, el tabú en la adopción pesa sobre cada participante del proceso, ninguno se ve libre: tanto los padres adoptivos, como el hijo, y especialmente los progenitores. Creencias que cargan con un gran temor por desconocimiento, que lleva a enjuiciar y discriminar.
EliminarEs la comunidad adoptiva quienes están llamados a romper este desconocimiento, a abrir el tema públicamente para que la sociedad aprehenda y comprenda qué significa y en qué consiste. Llevar el tema a los establecimientos educacionales, a los alumnos, profesores y apoderados, situarlo en instancias académicas, en la formación de los profesionales y los espacios de reflexión comunitarios. Pero también hay que llevarlo al interior de las familias, con los amigos, con los vecinos, al trabajo, a las redes sociales. Quienes conformamos la comunidad adoptiva tenemos las herramientas para crear conocimiento y conciencia en los demás, para que se rompan definitivamente los tabúes y, como sociedad, abrazar la diversidad como un tesoro que nos enriquece.
Ana. Agradecemos sinceramente tus comentarios reflexivos y profundos. Nos gustaría invitarte a escribir una columna si te interesa compartir tus reflexiones con la comunidad adoptiva, sería un gran aporte y deseamos que este blog se transforme en un espacio de encuentro y expresión de ideas, puntos de vista y opiniones que enriquezcan el diálogo y la reflexión de cada uno.
EliminarSi te interesa, puedes escribirnos a nuestra dirección familia.adoptiva.cl@gmail.com