Una historia de
adopción
Diana Liniado, Argentina
Tal
vez la película no sea de las mejores según los críticos de cine. Tampoco
resultó fascinante para todos los niños, pero seguramente lo fue para muchos.
He
aquí un breve resumen de la historia, aquella que a mí me interesa destacar:
Ted emprende un viaje
hacia esas lejanas tierras dónde había vivido y fallecido Lucy. De las palmeras
y el mar de Miami a la nieve y los esquimales de Alaska, todo un desafío que el
protagonista enfrenta con valor y persistencia.
Una joven lugareña le
habla del mundo de Lucy, pero había jurado no decir nada sobre el padre. Sin
embargo Ted, obstinado en conocer su historia, consigue averiguarlo.
El encuentro con el
padre parece, al principio, de lo más frustrante: el hombre reconoce haber
pasado una noche con esa mujer -Lucy- sin jamás volver a verla.
De regreso a la
Florida, la madre adoptiva observa la foto de Lucy y encuentra que ella y el
hijo son muy parecidos. El portarretratos cae, se rompe y deja al descubierto
otra foto escondida: una que muestra a los padres biológicos con su bebé.
¿Entonces no había sido una sola noche? Deduce Ted.
Ni el clima inhóspito
de Alaska ni la insistencia del padre en no querer hablar del pasado pudieron
impedir el encuentro del hijo con la verdad.
La madre adoptiva
acompaña al hijo en este segundo viaje y al encontrarse con la amiga de Ted, le
confiesa por qué había callado “Temíamos que nos dejara de amar”.
Un acto heroico que
realiza el hijo salva la vida al padre “Han hecho un buen trabajo contigo...”
dice, y decide por fin romper el silencio “...Amaba a esa mujer... éramos
espíritus libres... no me hallaba preparado para ser padre... queríamos algo más
para ti”.
El final es feliz como
en todas las películas de Disney, pero no es eso lo importante. Lo que a mi
juicio tiene un gran valor es la manera en que se trata el tema de la verdad, o
las verdades, en este caso en torno a la adopción:
1. La primera verdad:
“Eres adoptado”
2. La dificultad para comunicar esa verdad: “Siempre hemos
querido decírtelo, pero...”
3. La causa de esa dificultad: “Temíamos que nos dejara de
amar”
4. El amor del cual el hijo es el fruto: “Yo amaba a esa
mujer...”
5. La imposibilidad afectiva de los padres biológicos de
criar al hijo: “No me hallaba preparado para ser padre... Queríamos algo más
para ti...”
6. La gratitud hacia los padres adoptivos “Han hecho un
buen trabajo contigo...”
7. El reconocimiento y la aceptación del origen del niño
adoptado “Son muy parecidos...”
Estos siete puntos
deberían estar siempre presentes en la conversación con el niño adoptivo,
aunque no viaje a Alaska para conocer a sus padres biológicos, a menudo basta
con reconocerlos e imaginar la gratitud recíproca de unos padres hacia otros.
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