lunes, 19 de mayo de 2025

Síndrome del impostor

 Sentir que no eres suficiente, aunque lo seas

Ps. Ladislao Lira H.

¿Alguna vez has sentido que no mereces tus logros? ¿Que tu éxito fue cuestión de suerte, o que en cualquier momento alguien va a “descubrir” que no eres tan capaz como aparentas? Si esta sensación te resulta familiar, podrías estar experimentando lo que se conoce como síndrome del impostor.

Aunque no es un diagnóstico clínico formal, este fenómeno psicológico ha sido ampliamente reconocido y estudiado. Se estima que afecta a una gran parte de la población en algún momento de su vida, especialmente a personas que se exigen mucho, que alcanzan logros importantes o que transitan ambientes altamente competitivos, como el mundo académico, laboral o creativo.

¿Qué es el síndrome del impostor?

El síndrome del impostor es una experiencia interna que lleva a la persona a dudar de su propia capacidad, a minimizar sus logros y a sentir que no merece el reconocimiento que recibe. A pesar de tener evidencia objetiva de su competencia, quien lo padece interpreta su éxito como producto del azar, de haber engañado a otros, o de haber tenido suerte.

Esta vivencia va acompañada, muchas veces, de miedo a ser descubierto, lo que puede generar altos niveles de ansiedad, perfeccionismo extremo, autoexigencia desmedida y, paradójicamente, hasta postergación de tareas por miedo a no estar a la altura.

Frases comunes del síndrome del impostor

  • “Me dieron este puesto porque no había nadie más”.
  • “No fue tan difícil, cualquiera lo habría logrado”.
  • “Se van a dar cuenta de que no soy tan bueno como creen”.
  • “Solo tuve suerte esta vez”.

Estas ideas no solo afectan la autoestima, sino también el bienestar emocional y la manera en que la persona se relaciona con sus metas y desafíos.

¿A quién afecta?

El síndrome del impostor puede afectar a personas de todas las edades y contextos, aunque suele ser más común en:

  • Estudiantes universitarios, especialmente en los primeros años o en programas de alta exigencia.
  • Profesionales recién titulados o que asumen nuevos cargos.
  • Mujeres en entornos donde históricamente han sido subrepresentadas.
  • Personas con alta autoexigencia o tendencia al perfeccionismo.

También puede aparecer en momentos de transición o cambio: cuando una persona cambia de trabajo, empieza un nuevo proyecto, o enfrenta un nuevo desafío personal o profesional.

¿De dónde viene esta sensación?

Las raíces del síndrome del impostor pueden ser diversas. A veces se relaciona con estilos de crianza muy exigentes, donde el reconocimiento era escaso o condicionado al rendimiento. En otras ocasiones, puede surgir de experiencias previas de fracaso o de contextos que constantemente comparan, exigen o invalidan.

Además, vivimos en una sociedad que sobrevalora el éxito visible y rápido, y eso puede hacer que muchas personas sientan que “nunca es suficiente” lo que hacen, incluso si objetivamente están haciendo mucho.

Consecuencias emocionales

Aunque algunas personas logran canalizar esta inseguridad hacia una mayor preparación o esfuerzo, con el tiempo el síndrome del impostor puede volverse desgastante. Entre sus efectos están:

  • Ansiedad crónica o episodios de angustia.
  • Baja autoestima.
  • Dificultad para disfrutar de los logros.
  • Miedo constante al error.
  • Evitación de nuevos desafíos por temor al fracaso.

¿Qué se puede hacer?

Lo más importante es saber que no estás solo/a. Muchas personas que admiras probablemente también han sentido lo mismo en algún momento. Reconocerlo ya es un primer paso.

Algunas estrategias que pueden ayudar:

  • Habla del tema: compartir lo que sientes con alguien de confianza puede aliviar la carga y darte otra perspectiva.
  • Cuestiona tus pensamientos: ¿tienes evidencia real de que no eres capaz, o es una percepción basada en miedo o inseguridad?
  • Registra tus logros: llevar un diario de tus avances o reconocer tus fortalezas puede ayudarte a valorar tus capacidades.
  • Acepta que no tienes que saberlo todo: equivocarse o pedir ayuda no te hace menos competente, sino más humano/a.
  • Busca apoyo profesional: la psicoterapia puede ayudarte a trabajar la autoexigencia, fortalecer tu autoestima y desarrollar una relación más compasiva contigo mismo/a.

Una última reflexión

El síndrome del impostor no habla de tu falta de capacidad, sino del desajuste entre lo que eres y lo que crees que deberías ser. No se trata de “engañar” a nadie: si estás ahí, es porque lo mereces. Aprender a habitar ese lugar con más confianza y menos miedo es posible, y pedir ayuda no es señal de debilidad, sino que requiere valentía.

1 comentario:

  1. Después de siete años de relación, rompió conmigo. Intenté todo lo posible por recuperarlo, pero fue en vano. Deseaba con todas mis fuerzas que volviera por el amor que siento por él y se lo supliqué con todo mi corazón. Le hice promesas, pero se negó. Contacté con una hechicera llamada Dra. Dawn, quien podría ayudarme a hacer un hechizo para traerlo de vuelta, pero como soy de las que nunca han creído en hechizos, no tuve más remedio que intentarlo. Le escribí un correo electrónico y me dijo que no había problema, que todo estaría bien en dos días y que mi expareja volvería a mí en tres. Hizo el hechizo y, sorprendentemente, al segundo día eran alrededor de las 4:00 p. m. Mi expareja me llamó, resolvimos nuestras diferencias y ahora somos felices juntos. Si necesita la ayuda de un hechicero, puede escribirle a dawnacuna314@gmail.com o escribirle por WhatsApp al +2349046229159.

    Para hechizos de reencuentro.
    Para hechizos de embarazo.
    Para ganar la lotería.
    Para ganar un juicio.
    Hierbas para tratar todo tipo de enfermedades como el VIH, el SIDA, el cáncer, el herpes y más.

    ResponderEliminar