jueves, 14 de abril de 2016

Apoyo para los padres adoptivos

Psicólogo Clínico Infanto-Juvenil

Si la familia adoptiva es igual o diferente de otras familias que no presentan esta cualidad, es un tema que ha generado discusión y posturas encontradas. Existe aquella que considera que la única diferencia es el modo como se constituye la familia, cómo se encuentran los hijos con sus padres, pero luego de ello presentan las características de cualquier otra, negando cualquier diferencia que se aprecie en el ciclo vital del núcleo familiar; también está la postura que resalta las diferencias, utilizando permanentemente como argumento la adopción, en especial cuando se presentan dificultades. Ninguna de las dos posturas ofrece un abordaje adecuado a las necesidades del adoptado ni brinda soluciones o salidas satisfactorias a las situaciones difíciles que se presentan. Más bien, se requiere de padres comprometidos que actúen como cualquier otro padre o madre hacia sus hijos, pero que tengan siempre presente las particularidades de la adopción en su actuar.
Pero la familia adoptiva está constituida no sólo por el o los padres adoptivos y por el niño o niña adoptada, sino que este vínculo se sustenta en un entorno que lo acoge, del cual forma parte. Esto considera a la familia nuclear y la familia extensa que incorpora a otras figuras de parentesco para el niño o niña adoptada, como abuelos, tíos y primos, que forman parte de la vida familiar y deben ser integrados a la adopción para que participen activamente y ofrezcan la acogida al nuevo integrante. Así mismo, la familia se sostiene en un entorno social en el cual está inserto el grupo, que incluye a las amistades, vecinos y grupos formales en los que puede participar (sistema escolar, organizaciones religiosas, comunales, etc.).
Estas redes de apoyo se constituyen en piezas activas de su vida personal y familiar, y serán parte de un entramado necesario para las familias adoptivas. Pero aún hay más: la necesidad de pertenecer a un grupo de pares. La creación de lazos con otras familias adoptivas, con padres como ellos que vivieron, viven o vivirán experiencias similares, y que les signifiquen una guía, acompañamiento y contención, con quienes puedan compartir vivencias y discutir sobre los modos de enfrentarlas, es pilar esencial de un sólido entramado adoptivo en el que están activamente involucrados todos los actores y que permite así a las familias disponer de los recursos adecuados y suficientes para realizar su proyecto familiar.

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